Armando Villegas, el guerrero de la plástica
El artista murió a sus 87 años y fue considerado como la sexta figura más sobresaliente del arte colombiano de todos los tiempos.
Nacido en Perú (Pomabamba, 1926) Armando Villegas residió en Colombia desde 1951, donde fue considerado uno de los pintores más importantes de su generación junto a Fernando Botero y Guillermo Wiedemann.
Su obra recibió diversos reconocimientos tales como Primer Premio del Salón de artistas de Bogotá (1955), Mención de Honor I Bienal de Quito (1968) y Medalla de Honor del Congreso de la República del Perú (2005). Asimismo fue del Premio Príncipe de Asturias 2013. Por muchos años fue además director de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia.
El de Villegas es un arte mágico donde se mezclan las formas humanas y animales en una ósmosis que busca configurar una nueva realidad, tal como se aprecia en su cuadro "Guerrero del fauno". Al respecto, Gabriel García Marquéz recuerda que la primera vez que conoció a Villegas ambos coincidieron en compartir la existencia real de los faunos, por lo cual apunta: "Desde ese momento me di cuenta de que Armando Villegas y yo no sólo seríamos amigos, sino algo todavía más comprometedor: cómplices". Asimismo, fue García Márquez quien inauguró su primera exposición importante en Bogotá en 1954.
La tendencia más característica de Villegas es la multiplicidad, la anulación de los límites en favor de un conjunto mezclado, que al no tener un contorno definido se convierte en una obra abierta. Cuadros como "Yelmo para un viaje submarino" y "Sacerdote del silencio"son así la ejecución de un ritual de transformación.
En este sentido dichos cuadros comprueban aquello que Villegas declarara en cierta ocasión: "Un pintor o un dibujante es quien conoce la técnica, pero un artista debe contener un cosmos estético en su interior". Este cosmos implica una visión de mundo en metamorfosis, en liberación. Se trata de una poética vital que nos recuerda las redes de los elementos, la conexión de lo abstracto con lo concreto, de lo mágico con lo real, rehuyendo así una simple dicotomía.
1. Sacerdote del silencio
2. Guerrero del fauno
3. Yelmo para un viaje submarino
4. Óleo y collage sobre cartón
5. Pescándote
Fuente: El espectador
Escrito por
Escritor y corresponsal de literaturas indígenas en Latin American Literature Today
Publicado en
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