“Zelada... es la primera guitarra del Perú”, le dice a Wili JIménez un músico criollo, esposo de una de las más destacada voces femeninas de nuestro folklore costeño. El calificativo, habitualmente adjudicado al guitarrista insignia de la música criolla, Óscar Avilés, le llama la atención y despierta su curiosidad. Volverá a escuchar mencionar a Zelada, siempre con admiración y respeto, por criollos de viejas y nuevas hornadas. 

En la bibliografía del criollismo las apariciones de Zelada son escasas y en internet, hasta hace muy poco, casi inexistentes. Sólo algunos videos grabados por amigos donde se le puede ver pulsando el instrumento que domina. Zelada: 90 años de vida, casi 75 de ellos ofrendados a la música, activo y dedicado a la enseñanza. "¡Guinness no lo ha tomado en cuenta!" se entusiasmaba Wili mientras planeábamos el encuentro.

Para alguien que venía siguiendo la carrera del músico, la aparición de Zelada en "Sigo siendo" -la película de Javier Corcuera producida por LaMula.pe- fue una grata sorpresa. Aunque fuera de perfil bajo, casi tocando para sí mismo al lado de monstruos como Carlos Hayre, su aporte a nuestra música cobraba reconocimiento al ser incluido en un cuidado trabajo cinematográfico que resalta el valor de nuestras expresiones musicales tradicionales.

Meses después del estreno de Sigo Siendo, llegan más noticias de Zelada. Se trata del lanzamiento de su disco, "Criollo", acompañado por un libro de la destacada musicóloga Chalena Vásquez, en el que recoge la palabra del propio maestro."¿Sabes que calentaba los dedos tocando Chopin?", le dice a Jiménez el amigo que le trae la buena nueva de la publicación, posible gracias al Centro de Música y Danza de la PUCP – CEMDUC, que dirige Vásquez.

"El libro aportó a mi conocimiento de su trayectoria histórica, histórica no sólo por la cantidad de músicos notables, nacionales y extranjeros con los que tocó, sino por otros detalles destacables", nos dice Wili. "Por ejemplo que su participación en 'Sigo siendo' no había sido su primera decisión de abogar por la integración de nuestras músicas tradicionales, sino que ya en el pasado, a inicios de los 40, con sólo veinte años Zelada desafió al stablishment criollo al tocar con José Castellares, pionero de la guitarra andina, quien introdujo el estilo serrano en la capital". Castellares encontró cierto rechazo entre los guitarristas costeños, pero no en el joven Zelada, cuyo gesto le valió el reconocimiento y consideración de los músicos andinos.

No todos los días una leyenda viva de nuestra música nos permite el honor de ahondar en su trayectoria y, menos, de preguntarle algunas cosas que quizá comprometan su estatura. Ante nuestro equipo de trabajo estaba un criollo de los de antes: sencillo y directo. Como si se tratara de una clase maestra ilustrada con su guitarra, sus manos y su cadencia al hablar, recorrimos décadas de criollismo hasta que la luz del día se agotó. "Testimoniamos a un hombre casi centenario en el que se encarnan la canción criolla y la música negra peruana, un hombre cuya existencia trasciende y con él, la música de su pueblo", puntualiza Wili.