Apodado "la bestia" y acusado desde hace algún tiempo por sus oscuros manejos en la presidencia regional de Ancash, César Álvarez Aguilar es uno de los sospechosos en el asesinato de Ezequiel Nolasco, uno de sus principales rivales políticos y candidato a reemplazarlo en las elecciones regionales de este año. 

Nolasco, sobreviviente de un atentado previo del que culpó directamente a Álvarez y víctima de continuas amenazas durante años, fue abatido a tiros por sicarios aún no identificados.

Esta tarde, Álvarez colocó en su página de Facebook un "Comunicado a la opinión pública" en el que no sólo se declara inocente y califica las especulaciones sobre su responsabilidad de "una patraña que se aclarará en su momento"; también se denomina "el único perjudicado" con la muerte de Nolasco, que, según él, beneficia a otros candidatos a la presidencia de la región.

Álvarez se suma así a la larga lista de políticos peruanos que, enfrentados a acusaciones de corrupción o de crímenes serios, se declaran a sí mismos víctimas. En este caso, es particularmente notorio que el comunicado no haga mención, por breve que sea, a la familia de Nolasco, que continúa sometida a amenazas y presiones. Y continúa también acusando al actual presidente regional de ser el responsable directo de este crimen, y otros.

En cu comunicado, Álvarez reclama a la policía y las autoridades prontitud en encontrar a los culpables. La ciudadanía, en particular la de Ancash, reclama lo mismo, y pide al Congreso que acelere las investigaciones prometidas, que en un primer momento quisieron archivar pero la presión pública terminó rescatando.

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