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Lo que la nube de guerra no deja ver en el Medio Oriente

Los islamistas de Hamas provocan la ira de Israel que ha reaccionado con medidas desproporcionadas. Un conflicto político que busca justificaciones religiosas. 

Publicado: 2014-07-16

El problema israelí-palestino ha despertado una vez más la atención del mundo con la reciente escalada de violencia en la Franja de Gaza. Existen dos aspectos principales en este momento de nube de guerra que impiden ver el del asunto de fondo. 

Por un lado, la atención mediática se basa en los resultados; más de 200 muertos en diez días, desolación y todo el sufrimiento del pueblo palestino ubicado en la Franja de Gaza, un territorio de apenas 300 kilómetros cuadrados y rodeado de muros de cemento del cual los habitantes no pueden salir. Es decir, una empobrecida ciudad encarcelada. 

El segundo aspecto de esta nube de guerra es el valor mediático del momento en el que no existen análisis de fondo sobre el problema, sino que, en esta época de rapidez informativa que comandan las redes sociales, la idea es hablar, postear o vociferar lo más alto posible, pero sin ningún tipo de rigor analítico.

El problema entre israelíes y palestinos, desde mi punto de vista, es político y utiliza elementos religiosos para justificar el accionar de los actores políticos.

Desde el fracaso de los Acuerdos de Oslo, hacia el año 2000 con el surgimiento de la intifada, la política israelí se ha derechizado, dado que los líderes de estas facciones apelan a la dureza de un discurso antiHamas para ofrecer medidas necesarias para garantizar la seguridad de los ciudadanos israelíes.

Israel es la única democracia de corte occidental en el Medio Oriente. Son los propios israelíes los principales críticos de su gobierno, pero en coyunturas como la actual, salvo algunas voces disidentes como la del periodista Gideon Levy del diario “Haaretz”, la opinión pública respalda el accionar de su gobierno sin importarles las críticas por la desproporcionada reacción contra los civiles de Gaza, según las estadísticas.

Los israelíes no aceptan que se hable de desproporción porque ellos se defienden de un ataque iniciado por Hamas. Israel es un país creado en 1948 y desde su fundación ha soportado seis guerras, además del fantasma del Holocausto que causó la muerte de seis millones de judíos a manos del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Tal vez estos antecedentes trágicos expliquen la reacción defensiva de su pueblo ante cualquier agresión.

El realismo político del Medio Oriente nos debe hacer entender que ninguna solución del problema Israelí-palestino puede tomarse sin tener en cuenta al Movimiento de Resistencia Islámica, Hamas, un importante actor político basado en la Franja de Gaza y que se encontraba en proceso de reconciliación con el gobernante Al Fatah, el partido palestino que gobierna en Cisjordania, el otro sector de Palestina.

Hamas ha provocado a Israel. Sus actos de violencia como secuestros y lanzamiento de cohetes desde Gaza hasta posiciones en prácticamente todo Israel, han despertado la indignación de los ciudadanos israelíes y le ha dado suficiente munición al gobierno de Benjamin Netanyahu para que arremeta contra sus posiciones.

A un aislado Hamas le interesa ubicar el tema del conflicto en la agenda internacional. Sin el apoyo de Siria, preocupada en su propia guerra interna, ni de los Hermanos Musulmanes que perdieron peso y poder en Egipto, Hamas plantea una jugada política en un contexto en el que necesita mantenerse vivo para no atomizarse ante una reunificación con el lado moderado de los palestinos. Hamas provoca e Israel reacciona, de allí en adelante puede ocurrir cualquier cosa.


Escrito por

Carlos Novoa

Periodista viajero e internacional. Profesor universitario. Estudiante de la Maestría de Ciencias Políticas en la PUCP.


Publicado en

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